
Ángel Blanco, gerente de Landgard-España en Huelva.
Ángel Blanco (Landgard-España): “Para no depender de las grandes superficies, el sector fresero de Huelva tiene que controlar la producción y no aceptar determinados precios”

El gerente de la empresa alemana Landgard-España en Huelva, Ángel Blanco, en su despacho en la capital onubense.
Ángel Blanco lleva más de treinta años comercializando frutas de Huelva por Europa. Desde 2002 ocupa el cargo de gerente de Landgard-España en la capital onubense. La experiencia acumulada y su vinculación directa con el sector agrícola le sirven para poder analizar en profundidad la realidad de la agricultura de esta provincia. En la entrevista concedida a agrodiariohuelva.es comenta los pormenores de la última campaña de frutos rojos y cuestiona si la dependencia que existe entre las grandes superficies y las empresas freseras en la actualidad es la mejor opción para obtener rentabilidad a las producciones.
La empresa alemana Landgard se dedica en Huelva, principalmente, a la compra-venta de berries. ¿Cuáles son los datos obtenidos en la última campaña 2014/2015?
En fresa hemos terminado vendiendo unos 9,5 millones de kilos; en frambuesas, unos 200.000 kilos; en arándanos, unos 300.000 kilos y en moras, tan solo 15.000 kilos.
¿Tenéis acuerdos específicos con empresas o cooperativas para garantizar el volumen que necesitáis para cubrir la demanda del mercado alemán?
Landgard no tiene en Huelva producción ni marca propia, por lo que tenemos que negociar directamente con los productores de berries. A nosotros nos interesa contar con un amplio abanico de empresas con las que poder cubrir las exigencias de las grandes cadenas de distribución. Por ello, en esta provincia trabajamos con Cuna de Platero, Grufesa, El Pilonar, Agromolinillo, Las Posadillas, Surexport, La Canastita, La Cartuja, Baldifresa, Algaida, José María Gómez, Bonafru, Bionest.
¿Tenéis predilección por una variedad concreta de fresa?
Para Alemania, donde se destina el 98% de las fresas que compramos en Huelva, no miramos mucho la variedad pero sí la calidad, porque lo que nos interesa es que el producto llegue bien y que aguante, por lo menos, cuatro días: uno de viaje, otro de reparto y dos más, como mínimo, en las estanterías de las tiendas. No buscamos una variedad concreta, pero sí exigimos una fruta que tenga mucha resistencia, una vida postcosecha larga.
¿Cómo ve usted el futuro de las berries en Huelva?
Me parece correcto lo que se ha hecho esta última campaña: no podemos tener más cantidad de lo que realmente se vende. Los problemas que hemos tenido en los últimos años siempre se debe a lo mismo: se pone en el mercado mucha fruta cuando se registra muy poca demanda. Si se logra controlar los kilos tendremos éxito.
De acuerdo, pero tras los últimos resultados ya se está hablando de incrementar las hectáreas de fresas para la próxima campaña…
Ese es el problema que tenemos en Huelva. Se dan dos campañas malas y en la tercera se planta un 10% menos, pero viene una buena, y en la segunda se planta un 25% más. Y eso no es factible, no es bueno. Sobre todo cuando llegan las altas temperaturas y la producción se incrementa. Para esos momentos se tienen que buscar salidas más ágiles para quitarlas de en medio, porque una semana con mucha fresa en los mercados supone que los precios tardan unos 15 días en volver a recuperarse. Esto significa que te puedes llevar en pérdidas casi durante un mes.
A nivel de precios, ¿cómo ha resultado la última campaña?
De noviembre hasta Semana Santa la media de compra ha podido rondar los 2 euros; a partir de abril se produjo un bajón, y el kilo de fresa llegó a pagarse a 0,50 euros/kilo. Después se recuperó y se ha terminado a 1,90. Para el agricultor que no tenga deudas pendientes de otras campañas ésta le ha resultado buena, pero podría haber sido de campanazo si no se hubiera registrado otra vez el episodio de la Semana Santa. Es evidente que tienen que hacer algo para evitar que año tras año se repita lo mismo durante el mismo periodo: exceso de fruta, poca demanda y la consiguiente caída de los precios. No sé si alguna vez se podrá regular este problema, pero es evidente que no por producir más se gana más.
¿Cómo valora usted la transformación que se ha producido dentro de este sector en la parcela de la comercialización?
Nunca hubiera pensando que llegaríamos a lo que ocurre en la actualidad, donde tú pides lo que tú quieres. Antes admitíamos los que nos daban. Es decir, si trabajamos con tres cooperativas y nos metían 20 camiones, 20 camiones que teníamos que vender. Era diferente, ahora te piden estrictamente lo que tienes que cargar. Si te sobra medio camión no sabes a qué mercado lo puedes mandar…
Ahora son las grandes superficies las que controlan el mercado y por tanto los precios. ¿Hasta qué punto es positivo para un sector como el fresero depender tanto de las multinacionales?
Hace unos 15 años, dentro del sector se impuso la idea de que negociar de forma directa con los supermercados era lo mejor porque así se ahorraba en intermediarios y en otros conceptos. En los primeros años, este cambio funcionó porque los productores marcaban el precio de salida. Sin embargo, ahora las cadenas de distribución se han unido y son cuatro grandes superficies las que controlan los precios. Y ahora son ellos los que dominan al sector. Ahora tú dices yo quiero 1,20 euros por kilo y ellos te dicen 1,05. Y al final no tienes más remedio que aceptar porque de lo contrario no pones en venta la producción.
Y ante este control, ¿ve usted alguna alternativa?
Ninguna, porque volver atrás es imposible, cuando las grandes superficies compraban en los mercados y a los precios que se ponían allí. Estoy seguro que vendrá otra fórmula nueva, pero va a tardar. Lo que está claro es que si no vendes en el supermercado no vendes. No hay ventas en otro sitio. Tendría que volver el sistema al contrario, que se fomentaran más las fruterías, pero ya sabemos que en una frutería se puede vender un palé, pero en una gran superficie se pone en venta cinco camiones. La solución es hacer lo que se ha hecho esta última campaña: menos producción, menos fruta y el no aceptar determinados precios. Quizás de esta forma puede dominar el productor de fresas, porque en la actualidad estamos en manos de los grandes supermercados totalmente.
La delegación de Langard España en Huelva no sólo se dedica a las berries, también toca las fruta de hueso…
Si, entre los productores de Huelva y Sevilla compramos unos 400.000 kilos de melocotón y nectarinas. En Huelva, nuestros principales proveedores con Agromartin y Alfonseca. Ahora en verano bajamos el ritmo porque no trabajamos el melón y la sandía. Volvemos a activarnos cuando comienza la campaña de la naranja. Hacemos unos 4 millones de kilos, aunque el volumen mayor procede de Sevilla, ya que aquí en Huelva le compramos algo a la empresa Mogalla.
Pero si en Huelva contamos con muchas hectáreas de naranjos, ¿Dónde radica el problema?
Sí, es cierto que hay mucha producción, pero pocos exportadores. Nosotros necesitamos que las naranjas las preparen y las confeccionen. Queremos el producto terminado y aquí hay pocas empresas que se dedican a eso. En Huelva estamos acostumbrados a un producto muy rápido como es la fresa y con mucho precio, pero cuando tienes que hacer mucho volumen con un precio pequeño para poder obtener beneficio, entonces el proceso se detiene y no avanza. No obstante, yo creo que en Huelva una cooperativa de naranjas tiene cabida perfectamente porque hay muchas naranjas y clementinas. Eso sí, van a tener un problema porque cada vez vienen menos a comprar en el campo y cada vez se están quedando más naranja en los árboles sin recoger.
La delegación de Landgard España en Huelva, que comercializa las berries, melocotones, nectarinas y naranjas en los principales supermercados alemanes como Rewe, Aldi Norte, Aldi Sur, Netto y Edeka facturó durante el pasado ejercicio unos 10 millones de euros.